Un día
se olvidaron los hombres
de vivir sin ruidos en el alma.
Un día
se olvidaron los hombres
de vivir despacio sus días.
Un día
se olvidaron los hombres
de los demás hombres.
Y
de tanta prisa,
olvidaron la calma.
Y
de tanto ruido,
olvidaron el silencio.
Y
de tanto olvidar,
olvidaron lo esencial
y vivir olvidaron.
Haz
conmigo el regreso.
No traigas más que tu mirada
y tu alma dispuesta
a abrir la puerta del paraíso.
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